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Todo lo bueno tiene que tener un final…

Allá por febrero de este mismo año, yo escribí un blog que se titulaba “Mi día a día con el medidor continuo Dexcom Seven” y que podéis releer aquí. Tras esa entrada, escribí todo un diario con el devenir y las experiencias de uso de este aparato que terminó en “Mi día a día con el medidor continuo DEXCOM Seven (cap. final)”, que también podéis leer aquí.

Pues bien, han pasado ya casi medio año desde aquel capítulo final que escribí en julio y en el que resumía lo que a mi me parecía como conclusiones más destacables de este aparato.

Hoy, tras ese medio año adicional que he tenido prestado el dispositivo, mi último sensor ha dicho basta, y me dispongo a volver al hospital en el que me prestaron el aparato para devolverlo entre sollozos y una congoja propia del niño al que le das una chocolatina y a continuación, se la quitas diciendo que no se la puede comer hasta el día de su cumpleaños.

Pues bien, respecto a un medidor continuo, me reafirmo en todo lo que dije entonces en mis anteriores entradas del blog, pero resumiéndolo ahora aún más en 3 enormes ventajas que podrían atribuírseles a cualquier medidor continuo:

  • PAZ. Da una enorme e intangible tranquilidad y calidad de vida el saber que en todo momento, tu glucemia está a tan sólo un clic de tu dedo, pulsando un botón.
  • SEGURIDAD. Sobre todo en determinadas situaciones especiales, como deporte.
  • LA MEDICIÓN CONTINUA PERMITE MEJORAR TU DIABETES. Ya hay algúnos estudios que ratifican que llevar un medidor continuo de glucosa permite mejorar tu hemoglobina, reduciendo hipoglucemias e hiperglucemias.

contras? como todo, siempre hay algún pero en esta vida…

  • Retraso en las lecturas (unos diez minutos con respecto a la glucosa sanguínea).
  • A día de hoy, siguen siendo dispositivos con cierta imprecisión (sobre todo según pasan los días del sensor bajo la piel).
  • Hiperultramegasuper caro de mantener. Inaccesible para la mayoría de los humanos. Y no tiene pinta de que la cosa pueda cambiar a mejor en breve.

Pero como dije en aquel capítulo final del diario con mi dexcom allá por abril, el aparato (si te lo puedes permitir) compensa. Todos los tipo 1 lo quisiéramos. Yo puedo decir que mientras lo he tenido estos meses, he sido feliz porque he tenido más tranquilidad. Mi mochila de la diabetes ha perdido algo de peso con este aparato. Y eso la verdad es que no tiene precio… aunque al precio al que están estos medidores, me temo que habrá que seguir esperando.

Esperemos, pues. Aún me quedan años y sigo esperando la fecha en la que todos podamos acceder a estos aparatos (o mejor aún, a los no invasivos). Mientras tanto, vuelvo al método tradicional; a tener que funcionar como siempre: con mis sensaciones. Notar si estoy bajo o alto, percepción extrasensorial diría yo. Ese sexto sentido que deben desarrollar las personas con diabetes tipo 1 y que tantas veces nos juega malas pasadas. Pero bueno, es lo que hay.
@oscarbrinas

2 respuestas a Todo lo bueno tiene que tener un final…

  1. Oscar dijo:

    devolverlo? al revés, javi. lo tengo que devolver yo, pues me lo prestaron. lo gracioso es que ese aparato que devuelvo es probable que nadie pueda usarlo ya, pues su transmisor ya no tiene batería casi. y el receptor anda también casi sin batería. y ya NO hay consumibles para ese modelo de DEXCOM, pues lo han sustituido por el aún más caro DEXCOM G4 PLATINUM. así que eso es lo que hay…

  2. Javi Ruiz dijo:

    Pero, te lo van a devolver algun dia ?? (como la chocolatina digo)
    Recuerdo que hace muchos años, cuando entrabas en cruces en algun programa de investigación de algun aparato, tipo bomba o asi (no lo recuerdo bien), había un sorteo entre todos los participantes (los que lo llevaban y los que no).
    Ahora bien, si te van a dar un aparato que necesita de 300€ (por decir algo) al mes de consumibles, … “pa tu tia”.

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