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¡Ahi va, los donuts!

Los más mayores recordamos aquel entrañable anuncio de Donut en el que un niño decía “¡Ahi va, los donut!” tras un olvido de semejante calibre como el tentempié de media mañana en el colegio. En la diabetes a veces también tenemos nuestro momento “¡Ahi va, los donut!”. Cuando estamos alterados, todo se complica. Nuestra actividad cotidiana parece que incluso se vuelve más difícil y liosa que de costumbre, a pesar de que nada haya cambiado. El estrés y la ansiedad no son buenos compañeros de viaje. Eso lo sabemos todos. Pero cuando viene, viene. Y a mi actualmente se me han juntado varios asuntos que me están disparando mis niveles en el “estresómetro”, que ya está llegando a la zona roja.

Y cuando estás así, alterado, pues nada sale como siempre. Pero en una persona de costumbres pautadas como es alguien con diabetes, hay ciertas cosas que debes seguir haciendo igual que siempre. Y una de ellas es pincharse la insulina. Entre los que tenemos diabetes o cualquier otro tratamiento que requiera de manera inflexible tomar alguna medicación… que levante la mano el que no se le haya olvidado tomarla en alguna ocasión. A que no hay casi nadie? Pero cuando eso pasa, es porque no estamos finos. Es como un marcador, un indicativo. Y a mi anoche me pasó. Soy persona formal y cuidadosa con mis pautas de la diabetes. Sigo todo el procedimiento como dios manda. O mejor dicho, como el endocrino manda. Así que un olvido en mi caso tiene más relevancia por ser como soy.

Cuando me estaba metiendo a la cama, de repente, un flash, un latigazo del cerebro: “la insulina!!”. Y al momento, surge la pregunta: “me la he puesto?”. Y es entonces cuando empiezas a intentar recordar algo tan absolutamente rutinario como ponerse la insulina y descubres que la cabeza no recuerda cosas tan poco relevantes. Así que a cada minuto que pasas intentando recordar si te pusiste o no la puñetera insulina, vas perdiendo más y más seguridad y te entran más y más dudas. Normalmente, la primera impresión es la que cuenta. Pero claro, hay que tener un margen de seguridad enormemente alto, porque pincharse dos dosis implicaría ponerte en apuros y puede que (dependiendo de la insulina) acabar con una pérdida de conocimiento por hipoglucemia severa. En mi caso se trataba de la insulina basal (la lenta), que tiene una acción lenta y prolongada, por lo que su potencia es infinitamente menor. Así que pensé varios minutos, repasé mentalmente lo que había hecho en la cena, y concluí que muy probablemente, no me la había puesto. Tras varios instantes de indecisión con la pluma y la dosis lista para colocármela al final me lancé y la puse. y dije… la suerte está echada. a dormir. Hoy al levantarme, la cifra de glucemia era normal. y ahora mismo sigue siéndolo. Parece que esta vez he acertado. Pero espero que no haya más veces. No es una situación agradable.

Maldito estrés…

Oscar López de Briñas Ortega

Una respuesta a ¡Ahi va, los donuts!

  1. Totem dijo:

    Es una situación horrorosa y desgraciadamente “pelín” habitual.
    Te quedas lela, estrujándote el cerebro y no alcanzas a comprender, como es posible q no te acuerdes. Me pasa mucho con la Lantus, desde que me la cambiaron de hora y a pesar de tener una alarma en el móvil, o me la pincho en ese mismo momento, o me lio con algo del trabajo y se me va el santo al cielo. En fin gajes del oficio.

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