El “Concurso”

Dicho así, suena a un nuevo formato de concurso televisivo que está a punto de emitirse y que será un éxito de público y audiencias. Pero no. Nada de eso. Cuando estás metido dentro del tejido asociativo en el mundillo de la diabetes, “El Concurso” (con C mayúscula, dada su importancia para nosotros) se refiere al procedimiento por el cual la Administración correspondiente (en este caso la autonómica) elige entre otras cosas a ciertos proveedores de material para el control de la diabetes; las famosas tiras reactivas. Ese es el punto principal del famoso Concurso y que nos trae siempre de cabeza tanto a las asociaciones de personas con diabetes como a la mismísima Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), que siempre vigilantes, debemos intentar salvaguardar ciertos derechos de los pacientes, como por ejemplo el relativo a poder acceder a un material de calidad, a una oferta variada de proveedores o a las últimas tecnologías y calidades en dichos materiales.

Sí. Es cierto que en Euskadi disponemos del Consejo Asesor de la Diabetes, por el que pasa este proceso del concurso, y que ahí los pacientes estamos representados con voz y voto (ejem). Pero me temo que este tema es motivo de otro análisis con más calma; mucha más calma. En fin. En el País Vasco llevamos mucho tiempo esperando la resolución del último de estos famosos concursos. Y mientras, nosotros, las asociaciones, elucubramos y fantaseamos sobre cuál será la decisión inapelable, la decisión que nos afectará directamente en nuestro día a día con la enfermedad. Y escuchas rumores que podrían apuntar -según parece- a que entren más empresas que antes y por tanto, más variedad en medidores de glucosa a nuestra disposición. Este sería uno de los aspectos más valorables de este asunto: que una persona con diabetes tenga la libertad de elegir el material más adecuado para el control de su enfermedad. Y cuando uno piensa en porqué no hemos podido disfrutar más que de cuatro empresas hasta ahora durante todos estos años, pues no encuentra una razón lógica. Que si los dineros, que si la abuela fuma… pero no se ahorra por comprar sólo a cuatro proveedores, sino por comprar con cabeza.

Así que, mientras esperamos la resolución oficial del famoso concurso, nos sentimos como un universitario que acude a ver su nota al tablón de anuncios en su facultad. No tiene ni idea de la nota. Lo mismo ha sacado un 1 que un 9. Y ya en el tablón, busca nervioso y acelerado su apellido en la lista. ¿Aprobado? ¿suspenso? ¿quizá un elogiable Bien o un espectacular Notable? Lo sabremos en breve, y yo os diré la nota según mi opinión.

Oscar López de Briñas Ortega
@oscarbrinas