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La diabetes en mi aula

ID-10030834Hemos conseguido la colaboración de diferentes profesionales de la educación, que han reflejado una impresión general después de haber tenido alumnos y alumnas con diabetes. Desde nuestra asociación agradecerles esta aportación, así como el esfuerzo que hacen día a día por mantener a nuestros peques seguros y atendidos en todos los aspectos.

Os aportamos aquí la primera de las colaboraciones. Es de Amaia, una profesional de la educación desde hace varias décadas, ha sido tutora de diferentes alumnos con diabetes, atendiéndoles no solo dentro del aula, sino en barnetegis, salidas culturales, y otras muchas situaciones dentro y fuera del centro escolar en el que trabaja. Recogemos sus palabras:

“Me gustaría, antes de comenzar a contar esta experiencia, explicar que la diabetes es una más de las muchas realidades que encuentra uno en el aula cuando comienza con un nuevo grupo, que entiendo que nuestra función principal es hacer, por una parte, que estos niños vivan la experiencia como uno más en él y que el grupo, por otra parte, también comprenda que este grupo es un pequeño reducto de una sociedad donde ellos están integrados y que ellos deben ser corresponsables en la tarea de salir adelante y sacar lo mejor de sí.

 En cuanto a  June, decir que al principio fue todo muy sencillo. Llegó a mi aula con 10 años. Entre que ella era muy autónoma en el control de la enfermedad y la familia estaba muy presente para aclarar dudas y ofrecer información, creo que bastó con una tutorìa para explicar a sus compañeros cuál era el marco de la diabetes y cuáles las formas en que ellos podían colaborar en su integración. Hoy en día todos los niños están acostumbrados a ver muchas realidades distintas en el aula: necesidades educativas especiales, familias desestructuradas, alergias, déficits de atención…

 Siento que lo más difícil llegó con la pre-pubertad. Ahí fue donde June se dio cuenta de que queriendo hacer lo que sus amigos hacían (y la sociedad parece que impone) se dio de frente con el problema y, todavía con la madurez propia de la edad, tuvo que entender que no iba a poder seguir al gran grupo. Aquí si que empieza un trabajo mucho más serio tutorial, de comprensión, apoyo y orientación hacia la niña y su grupo de amigos…

 Deseo que June se rodee de gente fuerte y buena, con familias fuertes y buenas, que sean capaces de salir de la marea del gran grupo, con criterio y personalidad suficientes para hacer primar lo humano y vivir con plenitud, y juntos, los buenos y más difíciles momentos de la vida. Me quedo con la tímida sonrisa de June y los muchos momentos en que le he visto feliz y crecer convirtiéndose en una gran mujer.”

Gracias Amaia por tu colaboración en este blog.

Juanan Martínez

Imagen cortesía de Vlado en FreeDigitalPhotos.net

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