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¿Diabetes? ¿Qué es eso?

Es curioso que la diabetes sea una de las enfermedades más sufridas por la población (actualmente se estima que ronda el 14%) y que, sin embargo, sea tan desconocida por casi todos. En nuestro día a día estoy convencido de que todos vosotros habréis podido sufrir en vuestras carnes alguna situación derivada de este desconocimiento.

Y de las muchas situaciones, algunas son humillantes… otras cómicas… o comprometedoras. Pero como lo malo hay que olvidarlo, comenzaré por citar lo anecdótico, lo simpático, lo amable. Son un par de situaciones reales que han vivido dos niños con diabetes y que he extraído del foro de diabetes “diabetesforo” el cual por cierto, recomiendo a cualquier persona con diabetes, por el gran número de usuarios que tiene y la calidad de los consejos que puedes recibir en él.

¿Papá Noel conoce la diabetes?

Exteriores de El Corte Inglés. Navidades. Espectacular y vistoso montaje audiovisual que organizan estos grandes almacenes para atraer gente por estas fechas. En dicho stand, un Papá Noel que va recibiendo uno a uno a todos los niños, que, ilusionados, van desfilando en fila india para ser atendidos por el rechoncho personaje el cual escuchará atentamente las peticiones de sus regalos de navidad. En esa fila espera pacientemente José Miguel, un niño con diabetes. Tras haber charlado unos instantes con el personaje de rojo, se percata de algo y pregunta a su madre “Mamá, ¿Papá Noel no sabe que soy diabético? ¡Es que me ha dado un caramelo con azúcar!”, a lo que su madre le contesta “Hijo, es que Papá Noel tiene muchas cosas en la cabeza y a veces no se acuerda de todo”. Al final, hasta un personaje como Papá Noel tiene pequeños despistes humanos y desconoce cosas de nuestra diabetes. Pero bueno, a él se le perdona.

Sin embargo otras veces, aunque sabemos que los que nos rodean no saben mucho de diabetes, sin darnos cuenta damos por supuesto que todo el mundo a nuestro alrededor está al corriente de la “aparatología” que nos acompaña en nuestro día a día. Pinchadores, plumas de insulina, medidores de glucemia… y es precisamente este último dispositivo el que, en cierta ocasión, fue motivo de una demostración más de que no debemos dar por supuesto que los demás saben qué nos pasa. En un colegio, una niña con diabetes asiste a clase, pero ese día la profesora está enferma y viene una sustituta, la cual no conoce la condición de esta niña. A media mañana, la niña se nota con síntomas de hipoglucemia y saca su medidor para comprobarlo. Mientras está haciéndose el control, la profesora lo ve y va donde ella diciendo “¡que sea la última vez que vienes a clase con una consola!”. La niña, en plena hipoglucemia con un 59 en su medidor, le intentó explicar a la profesora que eso no era una consola, sino un medidor de glucosa, que ella era diabética y que en ese momento requería tomar urgentemente algo azucarado. La niña se lo tomó con humor y para ella fue una anécdota más (no tanto para sus padres), pero a veces este tipo de desconocimiento de la diabetes y sus situaciones puede no ser tan divertido y causarnos alguna complicación o trastorno, ya sea en viajes, controles de seguridad, etc. Aquí os citaré otro caso real sucedido en unos grandes almacenes de muebles mundialmente famosos.

¡No soy un ladrón. Sólo tengo diabetes!

Un chico con diabetes se acerca a las cajas para pagar. Ha comprado una pequeña mochila que lleva en sus manos. Pero empieza a notarse raro. En pocos minutos lo que parecía una hipoglucemia más se precipita y se convierte en hipoglucemia severa, con estado de conciencia alterado por neuroglucopenia (confusión mental, incoherencia, comportamiento errático). En ese momento, el nulo control de sus actos le hace salirse de la fila y se dispone a salir por la salida sin compra, lo cual es observado por el personal de seguridad, que le detiene, ya que lleva una compra en la mano. Ya en las dependencias de seguridad de esos grandes almacenes, aunque el muchacho sigue con la hipoglucemia severa y no coordina correctamente, consigue decir al personal que le tiene retenido a la espera de la policía, que es diabético y que está sufriendo una hipoglucemia, y que necesita algo azucarado. Así pasan los minutos hasta que finalmente llega la policía. Uno de ellos, aparentemente familiarizado con esta enfermedad, corre a por una bebida azucarada que le da al chico, el cual consigue gracias a ella superar la hipoglucemia. Se puede entender que una persona sea detenida por lo que a priori parecía un intento de robo (aunque absurdo, dado el escaso importe de esa mochila), pero lo peor de todo es que esos grandes almacenes finalmente denunciaron a pesar de todo al muchacho, y la sentencia fue en su contra, con lo cual tuvo que pagar una multa de un importe nada despreciable. Alucinante el mezquino comportamiento de esta multinacional que es incapaz de dejar correr una denuncia cuando ves que el motivo del supuesto robo no es más que un episodio hipoglucémico de alguien con diabetes, algo por cierto, muy fácilmente comprobable.

Falta conocimiento sobre la diabetes en nuestra sociedad

Lamentablemente, este tipo de situaciones en las que alguien con diabetes en plena hipoglucemia es tomado por drogadicto o borracho, no son nada esporádico, y se producen con más frecuencia de la deseable. Por ello, debemos intentar que no se produzcan proporcionando una mayor educación a la sociedad sobre este tipo de situaciones especiales en las que puede verse envuelta una persona con diabetes. La diabetes no es una enfermedad limitante, ni incapacitante. Tan sólo la hipoglucemia puede, en determinados momentos, ponerte en un ligero compromiso bajo determinadas circunstancias. Es nuestro deber como afectados informar siempre de nuestra condición a las personas que nos rodean en nuestro día a día, y es nuestro deber como asociación velar porque este tipo de situaciones (ya sean anecdóticas, humillantes o discriminatorias) no se produzcan nunca más.

Oscar López de Briñas Ortega
@oscarbrinas

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