Insulina

La insulina es una hormona que regula los niveles de glucosa en sangre. Su función es controlar la velocidad a la que la glucosa se consume en las células del músculo, del tejido graso y del hígado. Cada uno de estos tipos de células del cuerpo, usan la glucosa de una manera diferente. El tratamiento de la diabetes se basa en la interacción de la insulina y otras hormonas, con los procesos celulares de estos tres tipos de células del cuerpo.

Las células beta del páncreas producen esta hormona, que se libera a la vena Porta en respuesta a un aumento del azúcar de la sangre. El hígado metaboliza alrededor de un 50 % de la insulina de la sangre; el resto se libera en la corriente sanguínea, con una vida media de varios minutos, en personas sin diabetes.

La glucosa es el combustible primario para todos los tejidos de cuerpo. El cerebro usa en torno al 25% de la glucosa total de cuerpo. Sin embargo, debido a que el cerebro almacena muy poca glucosa, siempre tiene que haber un abastecimiento constante y controlado de glucosa disponible en la corriente sanguínea. El objetivo es mantener al cerebro funcionando adecuadamente. En este sentido, es de vital importancia que el nivel de glucosa en sangre se mantenga en un rango de 70 a 120 mg/dl, con el fin de prevenir una falta de suministro al sistema nervioso.

La función principal de la insulina es regular el nivel de glucosa en sangre. Por lo general, esta tasa es de 80 – 90 miligramos por decilitro. Sin embargo, tras una comida, y en función de su índice glucémico, el nivel puede elevarse de manera espectacular. Una comida compuesta en su mayor parte de proteínas, grasa y muy pocos carbohidratos, producirá una respuesta glucémica reducida, mientras que una comida rica en carbohidratos, causará una gran respuesta glucémica. Cuanto más elevada sea esta respuesta, mayor será la presencia de azúcar en la sangre y, por tanto, más insulina se requerirá. Las comidas que hacemos habitualmente pueden elevar la concentración de glucosa en sangre a 140 miligramos por decilitro, en una persona sin diabetes. Las células beta del páncreas son capaces de reconocer el incremento de glucosa y liberar insulina en 30 segundos, Al Introducir la glucosa en las células, la insulina logra restablecer el nivel de glucosa en sangre en dos horas.

El resultado es que la glucosa y otros nutrientes se introducen en la célula y desaparecen de la sangre, con lo que el nivel de glucosa en sangre recupera la normalidad.

La insulina se destruye en el estómago, por eso no puede tomarse por boca y debe administrarse en forma de inyecciones. Otras vías de administración (nasal, rectal, etc.), son poco eficaces, debido a una absorción parcial e irregular de la insulina.

Para una información más detallada acerca de la insulina, su funcionamiento y características, podéis acudir a estos links que os facilitamos

Los comentarios están cerrados.