La medicina tradicional nos trata como una máquina que esta averiada. Muchas se les olvida que somos personas que nuestro estado anímico influye sobre la enfermedad.
La verdad es que por muy bien que lo lleves, hay días que ”odias” ser diabético y te gustaría concederle unas vacaciones, a la calculadora mental, que nos acompaña desde nuestro debut.
Así es. No es fácil aprender a vivir con esta mochila que te debe acompañar siempre. A veces se pasa por etapas en las que pesa mucho más, o momentos de flaqueza en los que no podemos con ella.
Deberían enseñarnos a llevarla mediante ayuda psicológica. Creo que una enfermedad vitalicia e incurable como esta debería acompañarse de un apoyo psicológico, ya sea en el abordaje o en momentos de debilidad. La Administración Sanitaria debería tener presente que la educación diabetológica va más allá de cacitos, raciones, manejo de la pluma o unidades de insulina…
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La medicina tradicional nos trata como una máquina que esta averiada. Muchas se les olvida que somos personas que nuestro estado anímico influye sobre la enfermedad.
La verdad es que por muy bien que lo lleves, hay días que ”odias” ser diabético y te gustaría concederle unas vacaciones, a la calculadora mental, que nos acompaña desde nuestro debut.
Así es. No es fácil aprender a vivir con esta mochila que te debe acompañar siempre. A veces se pasa por etapas en las que pesa mucho más, o momentos de flaqueza en los que no podemos con ella.
Deberían enseñarnos a llevarla mediante ayuda psicológica. Creo que una enfermedad vitalicia e incurable como esta debería acompañarse de un apoyo psicológico, ya sea en el abordaje o en momentos de debilidad. La Administración Sanitaria debería tener presente que la educación diabetológica va más allá de cacitos, raciones, manejo de la pluma o unidades de insulina…