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Mi “Mini yo” voraz

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Anoche me pasó algo que me molesta un montón: Me fui a la cama y cuando estaba  allí calentita y tan a gustito, me di cuenta que tenía síntomas de bajón. ¡Qué pereza mirarme el dedito y levantarme!, pero bueno, c’est la vie!

Como es costumbre para mis bajones nocturnos, suelo hacer una rápida incursión a la nevera, coger un zumo o yogurt y tomármelo en la cama, pero esta vez no lo hice y allí apareció… el “mini yo” voraz.

Unas galletitas, salchichón, un poquito de chocolate, un yogurt, más chocolate. Total, que si llegué a la cocina con bajón, voy a salir de ella con un subidón. Pero, ¿por qué me dan estos repentinos ataques de gula?

Recuerdo uno de esos primeros “ataques”, poco después de mi debut, sentada en la cocina de madrugada, con la nevera abierta, comiendo queso fresco (alimento recién descubierto por entonces y al que estaba enganchada) untado en un ricas rebanadas de pan tostado ¡Que empacho¡

La pega viene cuando pasada la tormenta, llega la calma y el momento de tomar decisiones, ¿me pincho? ¿Cuánto? ¿Cómo calcular, cuando te has pasado cincuenta pueblos y encima vas a volver a la cama?

Alguna vez lo he comentado con algún otro diabético y me ha confirmado que no soy un caso único. En fin, no me consuela, pero algo es algo, ¿no?

 “Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo”      

Aldous Huxley         

Tótem                                                                                                                                                                                                                                                

4 respuestas a Mi “Mini yo” voraz

  1. owash dijo:

    Y ese pensamiento de: “acabo de tener una hipo y ahora me estoy poniendo insulina”
    Enhorabuena por el texto.

  2. Oscar dijo:

    yo reconozco que la hipo nocturna es el único momento del día que no puedo controlarme. Generalmente me paso tres o cuatro pueblos comiéndome hasta el trapo de la cocina. Sentado en la mesita de la cocina, a las cuatro de la madrugada, me quedo unos minutos tras mi comilona mirando al infinito, esperando que suba la glucemia, y sintiéndome terriblemente culpable de mi ataque de glotonería. Luego, al cabo de un rato, me levanto y vuelvo a la cama, sabiendo que la sensación de culpa quedará oculta tras mi sueño, y a la mañana siguiente, mi doscientos y pico de glucemia basal me recordará que, horas atrás, disfruté como un enano comiéndome cosas que no puedo comer nunca (especialmente la nocilla, uno de los más exquisitos manjares que hay sobre la tierra).

  3. Carol dijo:

    Jajaja!!! Me reconozco al 100%. Pero no pasa siempre… Lo del zumito y las galletas en la mesilla, me parece una gran idea… De hecho lo hice durante un tiempo que tuve bastantes hipos nocturnas… Lo volveré a hacer.
    Gracias!!

  4. NEREA dijo:

    Madre mía, aunque suene fatal me alegra ver que no soy la único Moustruo de las galletas que por las noches va atracando frigos, armarios… me pasa exactamente lo mismo, y por eso he optado por dejar en mi mesilla de noche, al lado del libro, la lamparita…un zumo, una cajita muy mona con azucarillos y un mini-paquete de galletas effective.
    Es el único modo de no levantarme y dar ese barrido al frigo. La última vez que peque empezé formal formal, con un zumito y 2 galletas maria. Pero hubo una tercera, una cuarta… jamon, pan… hasta acabe sacando pan del congelador y tostarlo, chocolate… en fin que pase de una hipo a una hiper, y luego claro cuando eres consciente de lo que has hecho te pones a calcular cuanto ponerte ahora por la pasada, en fin que todos somos del mismo pelo. ANIMO

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