Nos pasamos el día trabajando y corriendo de un sitio para otro, esperando que lleguen las vacaciones y aunque cuesta, acaban llegado.
Por fin vacaciones: toda la SEMANA SANTA sin currar. Llega el jueves y te levantas más tarde, desayunas más, comes más tarde, haces menos ejercicio… Lo mismo a la noche: cenas a otras horas e incluso comes algo fuera de casa aprovechando que no tienes prisa y hace buen tiempo. Pero de repente te empiezas a dar cuenta que de vacaciones estás tú pero no tu glucosa, en cuanto empiezas a pincharte ves como tus niveles empiezan a ir mal, algo ha cambiado. Las pautas que te valían hace unos días ya no. Poco a poco vas corrigiendo las glucemias a la nueva situación, te vas adaptando a tus nuevos horarios, pero para cuando le coges el aire, se ha acabado Semana Santa, otra vez es martes y empiezas a trabajar. Vuelta a cambiar a lo de antes.
Hay veces que a uno le gustaría funcionar como un ordenador que se puede apagar cuando te vas de vacaciones y a la vuelta lo pones en marcha como si nada.
Las vacaciones vienen y van, pero las de la glucosa no llegan nunca.
Josu Gurtubay
Verdad, verdadera. Unas vacas de glucosa serian un planazo