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La insulina voladora

avion

Muchos de nosotros, los pacientes de DM1, hemos viajado en avión, y hemos tenido que resolver una serie de cuestiones acerca de nuestra compañera de viaje, la diabetes. Así, nos habremos preguntado: ¿cuánto material (insulinas, agujas, tiras…) llevo?, ¿cómo lo llevo?, ¿cómo ajusto los parámetros para resolver la diferencia horaria?…

En cuanto a la cantidad de material, lo mejor es tirar por lo alto, mejor que sobre a que falte. Yo suelo llevar bolis y tiras extra, por si alguno se extravía.

En cuanto a como llevarlo, lo debemos llevar en el equipaje de mano, pues en la bodega del avión es fácil alcanzar temperaturas por debajo de 0º, con el riesgo de estropearse la insulina, además del riesgo de perderse la maleta.

Además, es recomendable (aunque admito que yo no lo hago), llevar un informe médico del endocrino o médico en el que ponga que tienes diabetes, el tratamiento habitual que precisamos, así como el material que necesitamos llevar con nosotros (en ingles y castellano). Este informe es además útil si se requiere asistencia sanitaria en el lugar de destino y también en los aeropuertos, para poder acceder al avión con todo el material necesario, sin problemas en los controles de seguridad. Se puede llevar también una receta con nuestro nombre y la insulina que utilizamos, que aunque no sea un documento oficial también puede valer.

Yo admito que esto del informe médico no lo hago, y no he tenido problemas por ahora. Y al hilo de esto os voy a contar una anécdota. Un amigo se casó hace unos años, y su mujer tiene DM1. En el viaje de novios viajaron a un país asiático, el cual ahora mismo no me acuerdo. Durante el vuelo la mujer estaba nerviosa porque llevaba los bolis de insulina y agujas en el equipaje de mano, y no lo había declarado o indicado a la compañía. Y para solucionar este nerviosismo, mi amigo decidió comunicárselo al personal de vuelo, para así no tener ningún problema al llegar al país de destino. Se levantó y fue hacia el final del pasillo donde se encontraba una de las azafatas. Pero entre sus nervios, y que no tenía un buen nivel de inglés, no conseguía hacerse entender, se puso más nervioso, y la azafata empezó a ponerse en actitud de defensa. Entonces mi amigo extendió el brazo, se subió la manga e hizo señas de inyectarse algo en el brazo, a lo cual la azafata alargó su brazo para coger el teléfono. Entonces mi amigo más asustado todavía la agarro del brazo gritándola “don´t call!, don´t call!!”… Bueno, al final todo terminó bien, pero los nervios le jugaron una mala pasada a mi amigo, llegando a una situación digna del mismísimo Billy Wilder, que cada vez que nos la cuenta nos desternillamos de la risa.

Y para acabar, aquí os dejo un enlace a una página donde se dan consejos en relación a los viajes y la salud. Buen viaje!

Fernando Rico

Una respuesta a La insulina voladora

  1. Javi Ruiz dijo:

    Pues yo antes llevaba la insulina y accesorios en la maleta. No sabia lo de que en la bodega hacia un frio que pelaba.
    Pero eso si, desde lo de las torres gemelas, que se pusieron muy pesados con las cosas que se podian y llevar y no, siempre llevo el papelito del medico diciendo que puedo portar agujas y demás material.

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