Llevo unos cuantos años de experiencia en varios gimnasios y tuve un primer acercamiento a ellos debido a mi diagnóstico en DM1. Lo de hacer deporte al aire libre me cuesta mucho.
Recuerdo que al principio, entre la inseguridad de si vas a poder realizar una actividad hasta el final o cómo te afectará una hiper-hipoglucemia delante de un grupo que sólo conoces de vista… ibas con un paso intranquilo y un poco atemorizado. Recuerdo haberme acercado a la monitora en cuestión y explicarle, mira es que tengo diabetes, a veces me dan bajonazos, entonces me paro (no pienses que ya no puedo seguir haciendo abdominales, recuerdo que le decía en mi más pura inocencia…) y no suelo tardar mucho en recuperarme, pero bueno, que lo sepas, que si me ves en desequilibrio o descoordinada o muy blanca, puede que esté entrando en bajón.
Cuando te preguntaban entonces que si eso era que necesitabas ponerte insulina para ponerte bien o te decían, bueno, tú misma, te paras y decides cuándo estás recuperada…. entonces te preguntabas, pero ¿esta persona qué ha estudiado? o bien, se supone que tiene que saber mejor que nadie cómo se metabolizan los hidratos, las grasas y proteínas, tiene que saber qué ocurre ante un ejercicio aeróbico o anaeróbico, qué empiezo a quemar antes. O ¿no le han enseñado cómo reaccionar en caso de que una persona que le ha comunicado que es diabética se le marea en clase …? ¿O una persona que sufre de hipotensión? ¿Qué medidas de primeros auxilios me efectuarán?
Creo que una persona que se pone enfrente de una clase, debería recibir las instrucciones necesarias para saber cómo reaccionar. Al fin y al cabo, trabaja junto a otros, que pueden sufrir un accidente de salud y se hace responsable de ese grupo. (Revisaré ahora lo que tengo firmado en el contrato con mi gimnasio, a ver si en la letra pequeña no contemplan que me ayuden…)
Muchas tras veces, sobre todo al principio he notado un desinterés total por conocer algo sobre esta enfermedad. Mira, me has visto parar en spinning tragarme un sobre de azúcar, beber un trago de agua y ponerme otra vez a ello, que me quedan 10 minutos de clase y no me los quiero perder. ¿No les parece tener suficiente sangre fría como para que se acerquen a ti y te pregunten qué tal estás? ¿Y ahora qué tienes qué hacer? Siempre hay honrosas excepciones y yo también tengo una, pero el tipo de gente con la que he tenido que estar durante varios meses o años, me hace pensar que cada uno va a su bola, y más en su trabajo.
Mariví Freire @maribi56
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