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Diabético en la sombra

Complicado plasmar en un escrito lo que para mí es ser el llamado Diabético Tipo 3. Formo parte de este colectivo desde no sé exactamente cuánto, digamos que hace casi dos años, dentro del Subgrupo “pareja”.

Como en el resto de vivencias que puede tener una pareja, todo es distinto dependiendo de la forma de ser de cada uno y de la manera de plantearse la vida y, como parte de ella, la “enfermedad”.

Así que yo, brevemente, contaré la experiencia con mi pareja, a la que conocí sabiendo que era diabética y que tenía claro cómo quería convivir con su diabetes.

Lo primero que me sorprendió (y recalco que este es nuestro caso personal) es la naturalidad con la que se afronta (o siendo algo crítico, con la que se quiere afrontar, ya que en ocasiones parece que se trata de “obviar” la situación).

He comprobado que se lleva una vida en la que si no fuera por las revisiones, los cambios de maquinitas y aparatitos, comprobación del numerito con los sobresaltos que en ocasiones conlleva y algún que otro pinchacito diario, nada es distinto a la vida de otras parejas.

Tratas de no ser “padre”, a no ser “pesado” con el típico “no hagas esto, no deberías hacer esto otro….”. El “no puedes hacer tal cosa o el tienes que hacer esta otra….”, ha desaparecido de mi vocabulario, y, trato de cambiar las frases que denotan el tener que hacer algo como obligación, con frases que de soslayo dejan caer el mismo mensaje.

Día a día, ya en mi fuero interno, trato de interpretar su estado anímico, sus gestos y otros síntomas que puedan denotar cómo va su nivel de glucosa…, trato de buscar alguna relación entre posibles situaciones de “bajón” o “subidón” con cosas que hayamos hecho antes de llegar a uno de esos estados y compruebo, a mi pesar, que ni por asomo, esto es una ciencia exacta.

Y, aunque todo parece o tratamos de hacer que parezca que “…..aquí todo va bien…”, no es así, la preocupación está siempre ahí. Mi caso es el de una relación, a media distancia y con alguien que vive de forma independiente, lo que hace que entre semana estemos separados. Por ello, cada mañana nos enviamos algún correo, whatsapp o similar….que, sin que nunca lo haya dicho, a mí me tranquiliza pues ya sé que ha pasado la noche (vaya, esto parece como una película de miedo, jeje) y que se encuentra con sus compañeros de trabajo. Y por la noche, igualmente, cuando hablamos…..sé que todo está ok.

Y, si se retrasa en contestarme a los mails,  o no me responde al teléfono cuando la llamo, me entra un poquillo de  nerviosismo, trato de no llamar insistentemente hasta que me responda, por no parecer pesado o que me preocupo innecesariamente en exceso, pero no os imagináis qué tranquilidad cuando me devuelve el mail o la llamada.

Cuando estamos juntos, trato de no criticar actitudes que puedan ser “no del todo convenientes”, actúo con total normalidad en cada situación (creo, y esto es autocrítica, que con demasiada normalidad en ocasiones) y, ruego (ya que no estudié medicina) que nunca me tenga que poner en la tesitura de  “disfrazarme de enfermero” y tener que utilizar el glucagón.

Podría extenderme mucho más, pero me han dicho que me conocen y que no “me pase”. Otro día, si me dejan, escribo más.

Mario Fernández

5 respuestas a Diabético en la sombra

  1. Juanan dijo:

    Yo también soy tipo 3, por ahora. Me identifico con todas tus palabras. Felicidades por tu reflexión. Desde el intento de normalizar las situaciones, y desde esa vigilancia sutil pero constante toda mi solidaridad y cercanía hacia tus palabras. Es muy importante la labor del cuidador, pero también nohay que olvidar que al cuidador se le debe de cuidar y debe de cuidarse, y que también en esta asociación tiene su espacio; en la que puede formarse y acercarse un poco más a la diabetes y sus circunstancias.

  2. Vicente Bravo dijo:

    Chapó por Mario. Ha sabido narrar la experiencia del día a día, con su pareja que tiene diabetes.
    Desde el otro lado de la barrera, (el que tiene diabetes) en nuestro fuero interno nos es muy grato saber que quien te quiere, tiene ese anhelo por tu salud y bienestar.

  3. Oscar dijo:

    Siempre es muy interesante conocer el punto de vista de los cuidadores, o aunque no sean cuidadores, las personas que conviven con alguien que tiene diabetes. Y saber cómo lo ven todo desde fuera.

  4. Rocio dijo:

    Desde luego no es fácil tener diabetes de ningún tipo, ni 1, ni 2, ni 3.
    Al final siempre nos preocupamos por lo que nos sucede a nosotros y a los que queremos, es inevitable…cuestión de amor. (propio o ajeno )

  5. Javi Ruiz dijo:

    Me ha parecido un relato buenisimo.
    Explicas perfectamente lo que sucede entre estos 2 tipos de diabeticos, ya que a mi por ejemplo esto me ha sucedido innumerables veces, visto desde el otro lado ya que el diabetico soy yo en este caso, desde los 13 años.
    Tu llevas una experiencia de 2 años, y yo casi ya de 27, desde que era un pipiolo, así que imagínate … las historias que tenemos y/o tuvimos.
    Y mi hija, que tiene 5 años, todavía no tiene tipo 3, pero le vendrá con total seguridad sin miedo a equivocarnos.
    Repito, me ha encantado tu relato. Gracias

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