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¿Cuanto me pongo?

pinchazo

¿Cuánto me pongo?

Es la eterna pregunta a la que nos enfrentamos los insulinodependientes cuando nos colocan delante un plato de comida. Hay que calcular rápidamente las raciones de hidratos de carbono (rHC) del plato, mirar (o predecir) la glucemia que ya poseemos, la glucemia post-pandrial objetivo que queremos tener, mi relación entre rHC y ud de insulina, mi relación ente ud de insulina y ajuste de glucemia, la insulina que ya esté actuando en mi cuerpo…y seguramente me dejo cosas (como el ejercicio que hemos hecho, vamos a hacer, e incluso ya según cada uno si es verano, etc…). Vamos, a veces complicada la cosa… Cada uno, con la experiencia va conociendo su cuerpo y aprendiendo, y muchas veces lo hacemos casi de forma automática, deseablemente con buena estadística de aciertos.

En algunas circunstancias la cosa se complica aún más, si por ejemplo, la comida es del tipo “de larga duración” (celebraciones, etc…) y el tiempo entre los entrantes y el postre se puede estirar considerablemente. Si esperamos hasta ver el último plato para calcular la insulina, en ese momento podemos tener ya la glucemia por las nubes… En este caso, yo suelo dividir la comida en 2 partes por ejemplo, y me pongo un bolo previo estimado o al de un rato de haber empezado con los hidratos, y al acabar (que suele ser el postre, y a veces uno se puede venir arriba…) calculo la corrección y hago un segundo pinchazo. Otra opción puede ser comer los hidratos agrupados en una parte de la comida, para hacer el cálculo de un único bolo.

Otra ocasión similar es cuando por ejemplo uno va de “pintxos”. Aquí se suma la dificultad de calcular las rHC de los pintxos, y el problema del intervalo de tiempo entre ellos, como en el caso anterior. Aquí yo suelo agrupar del mismo modo, los bolos de insulina cada 2 pintxos, o estimar previamente las rHC de pintxos que voy a “degustar” y ponerme el bolo al inicio. Sobre todo en este caso, dada la posible incertidumbre, quizás es mejor hacerlo más esporádicamente.

Aún así, cada maestro tiene su librillo, y uno va aprendiendo de los errores y aciertos, en esta ciencia “inexacta” del cálculo del “¿cuanto me pongo?”.

Fernando Rico

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