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Aprendió a renunciar

 

tabacoEl pasado jueves, mi hija de 14 años, vino con una carta del colegio. Se iniciaba un su aula un trabajo de tutoría sobre el tabaco. Era una propuesta que se hacía desde el Ayuntamiento dentro del programa de prevención de la drogodependencia. Hasta aquí todo padre puede sentirse tranquilo y orgulloso de que en el centro escolar de su hijo se trabaje la prevención.

Para mi sorpresa, estupor y casi diría pánico me sorprendió cómo la accion comenzaba firmando un compromiso de no consumir tabaco hasta el mes de mayo. Pero si estamos en Marzo le solté a mi pequeña. Ella me comentó cómo compañeros de su edad fumaban antes de entrar al colegio a las ocho de la mañana. Mi terror iba en aumento, encaminado por un precipicio en caída libre, y aún consciente de no tener que hacer la pregunta clave, la hice: ¿Y tú, también has fumado?.

Con cara de sorpresa, mirándome a los ojos firmemente me soltó ese tipo de frases lapidarias que hacen que un padre se empequeñezca por su momento de desconfianza. “- Eso aita es como el azúcar, es malo para el cuerpo y yo no lo puedo consumir”. ¡Olé la niña!. Mi pequeñita había aprendido a renunciar a los dulces, y lo generalizaba también a otras sustancias perjudiciales. Por lo menos esa renuncia que la diabetes había exigido en su vida (fiestas, merendolas, comidas familiares, Navidades…) le había servido para hacer un razonamiento que protegiera su salud. Y es que, aprender a decir que no tan pequeñitos, posiblemente les haga unas personas asertivas de mayores, al menos a la hora de proteger su salud.

3 respuestas a Aprendió a renunciar

  1. Oscar dijo:

    amanda, está probado y aceptado que el consumo de azúcares simples es perjudicial para la salud, y se recomienda que la ingesta diaria de HC sea en base sobre todo a azúcares de asimilación lenta, con bajo índice glucémico. Por supuesto que una persona con diabetes puede consumir dulces si calcula adecuadamente su insulina y el bolo consiguiente, pero si es perjudicial para la población general, aún más lo es para personas de riesgo como nosotros. Asimismo, como norma general, yo uso siempre la norma saludable de “cuanta menos insulina, mejor”.

    En cualquier caso, como prescriptora de vida sana, desde la asociación siempre se dirá que cuanta menos azúcar se tome, mejor. Porque eso redundará en una dieta más saludable, y un mejor control de la diabetes y sus complicaciones (lo cual no quita para que ciertos consumos esporádicos como tú citas de fiestas o similar) puedan tener lugar. Somos personas y queremos tener una vida normal, no una vida de esclavitud y diferencia con respecto a los demás.

  2. amanda flaquer dijo:

    Hola! No entiendo bien lo de el azucar es malo y lo de que desde pequeñios tiene que aprender a renunciar.
    Mi idea de la diabetes no es esa, yo no le transmito a mi peke de 4 años que el azucar es malo, solo intento que entienda que cuando toma azucar, bueno hidratos de carbono tiene que administrarse insulina y ya esta.
    Tampoco le decimos que tiene que renunciar A NADA y mucho menos a fiestas ni merendolas ni dulces, al reves, tiene que aprender a disfrutar de ello y saber lo que tiene que hacer en cada momento.

    No creo que haya que comparar el azucar con el tabaco, son cosas muy distintas, el tabaco es una droga que puede matar y el azucar para un diabético es algo que debe saber cuanto va a comer y cuando ,y nada más.

    • juanan dijo:

      Amanda, quizá no hayas entendido correctamente el sentido del artículo. En ningún momento se compara el azúcar con la droga. Siento si así ha sido entendido por tu parte. El contenido del post es puramente orientado hacia la psicología de los adolescentes.
      Por supuesto que nuestros hijos disfrutan de la vida, pero disfrutar no entiendo que sea tomar azúcar, gominolas o dulces que diabéticos o no, no benefician nuestra salud bajo ningún concepto. Igual ahora es pronto para que vivas esas situaciones, pero con el paso de los años tu hijo tendrá que aprender que respecto a la alimentación no puede hacer cosas que otros, con buenos o malos hábitos hacen sin riesgo alguno.
      A pesar de que te pueda parecer duro, estoy seguro, como padre y como educador, que ese autocontrol va a hacer a nuestros hijos fuertes frente a la diabetes y a muchos otros problemas a los que se enfrentarán en esta vida.

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