Sube la temperatura, baja la insulina

Muchas veces escuchamos que la diabetes exige manejar mil y una variables. A veces incluso somos nosotros mismos los que hacemos esa afirmación, fruto de múltiples situaciones en las que podemos comprobar cómo en diabetes, uno más uno rara vez son dos. En nuestro día a día, cada vez que nos enfrentamos a un bolus de insulina debemos parar el mundo, relajarnos un par de minutos e intentar hacer un análisis apresurado de todas esas variables. Al final, lo que la teoría dicta sobre cómo contar hidratos y raciones se convierte casi en lo más fácil de la ecuación.

Un proceso vírico, estrés, el ejercicio de ayer, las compras de hoy, la mayor cantidad de verdura en las lentejas… realmente son más de mil y una esas variables que debemos tener siempre presentes. Pero cada año, siempre por estas fechas, llega una variable a la que hay que tener siempre presente y que en mayor o menor medida, afecta a todas las personas con diabetes: el calor. La llegada del verano implica la subida de las temperaturas. Del frío invierno y fresca primavera pasamos al luminoso verano, que además de elevar la temperatura ambiente, produce un efecto colateral en todos los que tenemos diabetes: nos baja la glucemia media. Una variable que nos obliga a reajustar nuestras pautas de insulina durante la época estival. Y una variable que si no la tenemos en cuenta nos producirá una serie de repetidas e incómodas hipoglucemias que nos obligarán a reajustar a la baja las dosis de insulina una vez llega el sol y nos sacude con sus potentes rayos.

Si no te acordabas de que el verano llega en unos días, te lo recuerdo yo. Llegan las rebajas de verano ¡Bajemos las dosis de insulina!

Oscar López de Briñas Ortega
@oscarbrinas
http://jediazucarado.wordpress.com/