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Diabetes en la familia

La dinámica familiar con un miembro diabético

 El diagnóstico de diabetes supone, para cualquier familia, la necesidad de hacer frente a una enfermedad crónica. Esto significa la puesta en marcha de mecanismos de afrontamiento y de reajustes en la dinámica familiar muy importantes, ya que, hablamos de una enfermedad que, aunque no incapacitante, sí necesita poner en marcha la elaboración de estrategias que posibiliten el autocuidado al mismo tiempo que no afecten, significativamente, la autonomía ni la calidad de vida de la persona que tiene diabetes ni de la familia. Esto requiere una dedicación suplementaria por parte del cuidador. De aquí que la información y adaptación deba darse en todos los miembros de la familia.

La familia es uno de los sistemas más pequeños que puede formar el ser humano y el más importante porque es en éste donde se desarrolla y consolida como individuo capaz de integrar o incluso fundar otros sistemas.

 

La familia influye significativamente en la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas, como la diabetes. Los integrantes de este grupo pueden hacer un cambio en el estilo de vida familiar.

Por ejemplo, respecto al tipo de alimentación que el hijo necesita para lograr una buena adherencia al tratamiento, o por el contrario, hacer de esto un problema familiar, el adolescente puede sentir que su familia no le apoya, ya que cada miembro de la familia decide no adaptarse a la nueva alimentación y seguir con la que cada uno ya tenía pudiendo chocar con la nueva dieta. La estructura familiar debe ser capaz de adaptarse cuando las circunstancias cambian, ya que la enfermedad crónica es irreversible, es decir, una vez iniciada no vuelve atrás, por lo que los cuidados que requiera el paciente van a ser permanentes.

La familia es un sistema gobernado por reglas y límites, ambos necesarios para un buen funcionamiento. Deben ser claros, con el propósito de fortalecer las decisiones y responsabilidades de la persona diabética. Hay personas con diabetes que cuando notan que están con ansiedad o les apetece comer algo fuera de lo habitual, se lo comentan a sus familiares, sabiendo que recibirán una respuesta positiva, reforzando esa conducta como algo excepcional pero totalmente entendible y con la posibilidad de hacerlo sin ningún tipo de consecuencia emocional negativa, como la culpa.

 

Las familias que aceptan rápido el diagnóstico, se ponen en marcha en busca de toda la información que les pueda ser útil para hacer frente a la nueva circunstancia, introducen los cambios necesarios en las rutinas y la dinámica familiar, e incluso encuentran tiempo y energía suficientes para proveerse de recursos que contribuyan al desarrollo personal, al bienestar y a la felicidad de todos y cada uno de los miembros de la familia. Poniendo metas realistas y evitando el perfeccionismo que lleva a desilusiones permanentes.. Evitar acusarlo, no sospechar de él,  no pensar qué hizo mal para tener el azúcar descompensado., Evitar comprar alimentos que no debería comer, compartir ejercicio (por ejemplo una caminata nocturna), entender sus miedos, intentar motivarle y sobretodo acompañarlo en su enfermedad. Estas cosas ayudan a la persona a enfrentar la enfermedad desde un enfoque positivo. El sistema familiar es un recurso importante y una de las patas del trípode en el tratamiento (profesional, paciente y familia). Finalizo citando al Psicólogo  Wayne Dyer  “Si cambias el modo en que miras las cosas, las cosas que miras cambian”

 

Iratxe Vilariño

(Psicóloga y paciente de diabetes)

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